Al más puro estilo americano. ¿Quién no se ha puesto morado alguna vez a este tipo de galletas? Yo desde pequeña me preguntaba que sería lo que le echaban a estas galletas para que fueran tan adictivas. En el fondo todos llevamos un monstruo de las galletas dentro.

Pues que deciros que caseras son aún más ricas y en el típico tarro de cristal lucen mejor. Son muy fáciles de hacer, y aunque parezca mentira la masa de galletas nos puede servir para muchas cosas. Ya os contaremos unas cuantas ideas en otras entradas. Ahora centrémonos y a por las cookies!

Ingredientes:

220 g de harina de repostería

100 g de azúcar moreno

50 g de azúcar blanco

100 g de mantequilla pomada

1 huevo M

100 g chips de chocolate

Vainilla en pasta

 Lo primero que hay que hacer es mezclar la mantequilla con los dos tipos de azúcar. Una vez que hayamos mezclado bien, incorporamos el huevo y seguimos batiendo. Cuando esté todo el huevo integrado, tamizamos la harina y la vertemos en el bol. Podemos echarle una pizca de levadura química con la harina si queremos que las galletas sean gorditas. Añadimos una cucharadita de vainilla en pasta, le dará un sabor perfecto.

Al final, añadimos los chips de chocolate. La cantidad de chips es un poco al gusto, los más adictos al chocolate las quieren con más trocitos. Yo, para estas galletas usé dos tipos de chocolate, chips de chocolate blanco y chocolate negro. No fallan nunca. Acabamos de incorporar todos los ingredientes con las manos. Hacemos una bolita y la envolvemos en plástico film como veís en la foto. La masa debe estar fría para que cojan consistencia y en el horno no se desparramen. La metemos en la nevera durante una hora aproximadamente. No desesperéis, el resultado merecerá la pena.

Una vez tengamos la masa fría, hacemos bolitas del tamaño de la palma de nuestra mano. Nos podemos ayudar con la cuchara de cake pops o algo similar.

Las colocamos en una bandeja con un tapete antiadherente o papel de horno, con una separación entre ellas. Las aplastamos ligeramente y las horneamos durante unos 10 - 12 minutos, a 180ºC (horno previamente precalentado).

Las sacamos a una bandeja o rejilla fría y dejamos que se templen. Estarán de rechupete. Ahora en verano son perfectas con una bola de helado y chocolate calienteee....por favor!!! Para los más castos, podéis volver a vuestra infancia con un vaso de leche y un par de estas deliciosas galletas. 

Consejos:

- Si no os gusta la vainilla podéis sustituirla por cualquier otro extracto o incluso ralladura de naranja, que con el chocolate, siempre se ha llevado muy bien.

- Podemos añadirles una cucharadita de levadura para que queden más gorditas y esponjosas.

- Para conservarlas mejor, en un tarro de cristal o en una caja de lata.

- Podemos hacer masa de más y guardarla en la nevera durante un par de semanas. 

- Puestos a añadir tropiezos, podemos sustituir el chocolate por cualquier fruto seco.

- No comerselas de una sentada. 

A hornear y ya me contaréis. ;)